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Cuando pinté la hoja de anécdotas inventadas de los acedecé (aca daca en pronunciación australiana), me quedé con ganas de añadir algunas anécdotas reales que igual eran más graciosas que las otras. Como la cosa estaba quedando muy farragosa, al final no lo hice.

Ahora que no tengo editor ni problemas de espacio, aquí desahogo mi friquismo por la banda de rocanrol cazurro. Advierto que a los que no sean fans probablemente les parezca un tostón.