Cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe que la violencia en las manifestaciones solo beneficia a la gente contra la que se quiere protestar. Y, sin embargo, los hay que no tienen esos dos dedos, y lo que tienen detrás de la frente lo tienen entumecido por mierdas diversas -ideológicas, químicas o ambas-. Dediqué la viñeta de arriba a los que se tomaban las manifetaciones como un deporte de riesgo, y en ellas se dedicaban a la quema de adrenalina y de propiedades públicas (que luego tendríamos que pagar entre todos con el dinero que quedara después de rescatar a bancos y cajas).
Pero mira por dónde que empieza a resucitar una vieja e infame figura, famosa ya desde los tiempos de La Restauración: el reventador infiltrado. Así que no me ha quedado más remedio que actualizar la viñeta:
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